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Aprendiendo sobre la Memoria

La memoria solemos reducirla a esa capacidad de repetir conceptos como un papagallo, sin embargo es un concepto mucho más amplio que abarca desde la capacidad de conducir hasta la propia habilidad de acceder a recursos linguísticos que estaban en un remoto cajón de nuestro cerebro.

A grosso modo, podemos decir que la memoria es la capacidad de codificar, almacenar y recordar información del pasado. Una función que es posible gracias al refuerzo sináptico que une a nuestras neuronas: la plasticidad. En este aspecto, en realidad, todo nuestro sistema nervioso es plástico, sin embargo ciertas regiones se involucran y especializan de manera más acentuada en el aprendizaje y la memoria.

Modelo de Atkinson y Shiffrin

Este modelo, algo antiguo y desactualizado, nos simplifica la memoria de una manera sencilla que facilita su comprensión. Estos autores desgranan la memoria en un proceso que se inicia desde loes estímulos ambientales hasta la potenciación a largo plazo que facilita la memoria más persistente.

Para ello, Atkinson nos refleja una memoria visual, icónica o sensorial que realiza una fotografía del momento que perdurará durante unos segundos. Esta información únicamente estará capacitada para transferirse a la memoria a corto plazo si se presta la atención suficiente para que el organismo la perciba como relevante.

Por tanto, la memoria a corto plazo retendrá lo proveniente de lo sensorial durante unos minutos para posteriormente decaer durante el paso del tiempo.

Por último, poseeremos una memoria a largo plazo con todo aquello relevante que se ha repetido lo suficiente. Su lapso temporal es muy largo, aún así puede ser olvidada en aras de conocimientos nuevos que cobran más relevancia.

Esquema sencillo: Estímulo sensorial > Memoria icónica > Memoria Corto Plazo > Memoria a Largo Plazo

Memoria a Largo Plazo

Como bien decia al comienzo de la entrada, reducir la memoria a la capacidad de retener información a corto plazo es una visión muy reduccionista que obvia la importancia de la memoria en sí misma en nuestro día a día. Poseemos muchos «tipos» de memoria que se relacionan con campos específicos de nuestra vida que son de vital importancia. De hecho, sin ella no podríamos desarrollarnos en el medio como lo hacemos.

En un principio, la memoria a largo plazo la podemos dividir en dos grandes ramas: la explícita o la implícita. Es decir, tendremos una memoria consciente que podemos observar y una memoria inconsciente que la tenemos interiorizada sin ser conscientes de ello.

En este primer grupo, dentro de la memoria explícita, encontramos la memoria semántica relacionada con el conocimiento en general y la memoria episódica asociada a todos esos eventos que hemos vivido como individuos.

Por otro lado, en la memoria implícita, encontramos todo ese aprendizaje relacionado con lo procedural (conducir, escribir, caminar…), perceptual (rellenar los huecos vacíos), condicionamiento clásico (asociación a ciertos estímulos) y lo no asociativo como la habituación o la sensibilización que puede ocurrir cuando nos exponemos a estímulos repetitivos.

Memoria de Trabajo

La memoria de trabajo es un concepto algo más actualizado de la memoria a corto plazo que incluye mecanismos de control regulatorios a partir de funciones ejecutivas que, valga la redundancia, ejercen cierto control. Por tanto, desde esta perspectiva, la memoria no es simplemente un cajón donde meter recuerdos sino un proceso activo muy vinculado al procesamiento de la información.

Amnesia

Si hablamos de memoria, es indispensable explicar la amnesia. En cierto modo, gran parte de lo que sabemos hoy en día acerca de este concepto proviene de pacientes que lamentablemente tuvieron problemas en cuanto la codificación, almacenamiento y/o extracción de recuerdos.

A grandes rasgos, la amnesia puede definirse como la pérdida parcial o completa de la memoria. Profundizando en ella, podemos encontrar distintas tipologías caracterizadas por ciertas peculiaridades:

  • Amnesia Anterógrada: Donde al problema yace en adquirir y almacenar nuevos recuerdos.
  • Amnesia Retrógrada: En este caso hay dificultad para obtener los recuerdos previos al accidente o incidente.

Henry Molaison

Gran parte de lo que sabemos hoy en día acerca de la memoria fue a raíz del exhaustivo estudio del cerebro de Henry, un paciente que sufrió de una amnesia anterograda severa concurrente a una amnesia retrogada graduada. Este paciente padeció de convulsiones desde los 10 años y a raíz de ello se le extrajo parte los lóbulos mediales incluyendo parte del hipocampo. Fue a raíz de la operación cuando sufrió de la amnesia mencionada. Dejó de recordar su edad, donde vivía o su última comida. No obstante, todavía podía hablar y aprender nuevas habilidades lo que conllevó a hipotetizar que el problema residía en la transferencia de la memoria a corto a largo plazo por la falta del hipocampo.

¿Qué observamos en la amnesia?

Para que nos hagamos una idea, los amnésicos son capaces de recordar a corto plazo. Por ejemplo, Henry recordaba un numero durante un tiempo determinado siempre y cuando lo continuase repitiendo. No obstante, al parar durante 1 solo minuto después de repetirlo durante 15 minutos, el número desvanecía de su memoria. Por tanto, se encuentra cierta memoria a corto plazo pero con un fallo de consolidación notable.

Por otro lado, encontramos memoria implícita ya que son capaces de completar palabras a partir de la memoria perceptual o mejorar habilidades a partir de la memoria procedural. También hallamos una memoria semántica intacta que puede destacar la importancia del conocimiento adquirido al inicio de la vida reflejando la ley de Ribot donde la destrucción progresiva de la memoria sigue un orden lógico: «Avanzando progresivamente desde lo inestable hasta estable».

Por todo esto que comento, se suele resaltar el déficit de consolidación de la memoria como principal responsable de la amnesia, es decir, ese proceso de cambios estructurales permanentes por los cuales memorizamos más a largo plazo. Esta teoría es capaz de dar explicación a la amnesia anterógrada donde el problema es adquirir nuevos recuerdos. Sin embargo, en caso de querer explicar la retrógada a partir de esta teoría, deberíamos asumir que todos aquellos recuerdos previos al incidente no se encontraban del todo consolidados.

El olvido es fundamental

Espero que indirectamente se entienda hasta el momento que la función de la memoria es adaptativa. Sin embargo, consolidar recuerdos importantes es tan vital como el hecho de olvidar. Más no suele ser mejor y así lo representó Solomon Shereshevsky, una persona con sinestesia incapaz de olvidar. De hecho, recordaba tablas de números que aprendió 15 años atrás.

Sin embargo, presentaba incapacidad para razonar con lógica, categorizar, comprender la ordenación de los conceptos o utilizar y entender metáforas. Carecía de creatividad y abstracción. Por ello, filtrar los recuerdos realmente útiles y relevantes también es parte fundamental de un buen funcionamiento de nuestra memoria.

De hecho, el mayor enemigo de nuestra memoria no es el propio paso del tiempo sino la adquisición de nuevas memorias que compiten entre ellas.

El recuerdo es un proceso activo

Cuando accedemos a nuestra memoria, no extraemos los episodios vividos como si de grabaciones se tratasen sino que reconstruimos todo aquello que vivimos según nuestro estado y contexto actual siendo un proceso activo y, muchas veces, inductivo.

En criminología, este hecho es muy presente en cada juicio. Todos hemos escuchado niños con memorias inducidas que expresan recuerdos que jamás vivieron o testigos que reconstruyen hechos según creencias y filtros propios.

También lo vemos en el concepto de criptomnesia, donde pensamos que se nos ha ocurrido una idea magnífica fruto de nuestra creatividad y, sin embargo, se hallaba en nuestra memoria. Puede parecer una especie de plagio pero la realidad es que el sujeto se encuentra altamente sesgado sin ser consciente de que eso ya lo había sido visto en algún otro lugar.

Por último, como proceso activo, la memoria es responsable no únicamente de volver atrás sino también de proyectarse hacia el futuro. Henry por ejemplo, mostraba incapacidad de proyectarse a sí mismo.

Los procesos asociativos son esenciales en la consolidación

Una vez me dijeron que estudiar cierta asignatura en cierto lugar me permitiría facilitar el aprendizaje de esa temática en particular. La verdad es que no le faltaba razón siempre y cuando le facilitara a mi cerebro claves contextuales de las cuales ni yo mismo fuese consciente.

Tal vez el lector no acabe de entenderme, pero imagínese por un momento dormir en su oficina de trabajo. ¿Sería capaz? A muy malas dormiría unas pocas horas ya que inconscientemente su cabeza asocia esa sala en concreto a un entorno de trabajo, estrés, llamadas, reuniones, consultas u otros.

Algo parecido ocurre constantemente con todo lo que nos rodea. Estamos expuestos a una memoría ímplicita asociativa que facilita tanto la codificación como el acceso a los recuerdos. Godden y Baddeley en 1975 lo evidenciaron a partir de la memorización de palabras en distintos contextos (fuera o dentro del agua).

Sin embargo, esto es algo que ocurre de manera constante sin que nosotros nos demos cuenta.

Conclusión

La memoria es un proceso adaptativo importante para nuestro desempeño en el día a día. El modelo de Atkins nos resume la memoria como un proceso que nace del estímulo sensorial que se transfiere a una memoria icónica de pocos segundos que según la relevancia y los procesos atencionales pasará a la memoria a corto plazo. Esta memoria a corto plazo conjunto funciones ejecutivas es lo que denominamos hoy en día como memoria de trabajo. Si esta retención se repite lo suficiente pasará a la memoria a largo plazo a partir de la plasticidad subyacente.

Por otro lado, gran parte de lo que sabemos hoy en día es gracias a los pacientes con amnesia. Una patología que afecta a la memoria y puede ser anterógrada o retrógrada. Sabemos que el hipocampo juega un rol fundamental y el déficit de consolidación es un hecho vital pero no completo para entender la amnesia en su plenitud.

Por último, hemos de entender que la memoria no es mera retención de información. Tenemos varios tipos de memoria y, en específico, la memoria de largo plazo se jerarquiza en implícita y explícita donde ambas son de vital importancia para nuestra supervivencia.

Un abrazo,

Javier Picañol

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