¿Alguna vez te preguntaste como somos capaces de identificar y localizar un objeto en el espacio? Realmente somos capaces de ello, gracias a la atención espacial. Un proceso o capacidad la cual viene mediada por dos vías distintas:
- Una vía ventral protagonizada por el área temporal que nos permite establecer las características de lo que estamos viendo
- Una vía dorsal donde se procesan aspectos relacionados con la localización espacial del objeto, protagonizada por el área parietal
Sin embargo, estas vías no actúan de manera independiente sino más bien es un circuito conjunto.

Pero… ¿Qué es la atención?
Para explicar el modelo atencional, el modelo de Posner nos lo presenta como un proceso compuesto por tres instintos diferentes.
Primero de todo, un estado de alerta que logra y mantiene un estado de sensibilidad a estímulos entrantes. En otras palabras, la capacidad de estar despiertos hacia la información entrante. Por otro lado, necesitamos una orientación. Es decir una selección de la información relevante donde orientaremos nuestros esfuerzos. Por último y no menos relevante, una función ejecutiva que involucrará mecanismos de regulación que nos permitirá seguir y resolver conflictos entre pensamientos, sentimientos y respuestas.
Estas tres funciones, actúan al unísono pero corresponden a estructuras corticales diferentes formando una red que ha de funcionar coordinadamente.
Dentro de este proceso atencional, la naturaleza de los estímulos a los cuales nos exponemos provocará que nuestro sistema funcione de una manera en concreto. Por ejemplo, la teoría de la integración de características, nos explica como la búsqueda de un parámetro diferente será sensible a la cantidad de objetos y a sus dimensiones. Es decir que si intentamos encontrar la letra B, en una matriz compuesta por únicamente letras A será más sencillo que si las letras fueran diversas. A su mismo modo, cuanto más letras haya, más complejo será.
Esto es una analogía a lo que puede ocurrir en nuestro proceso atencional en nuestro día a día.De hecho, también podemos estar expuestos a ciertos sesgos por la lateralización hemisférica que presentan diferentes funciones. En las ilusiones ópticas se juega con esto, ya que nuestro hemisferio izquierdo detecta de manera más rápida los cambios en el tiempo y el derecho tiene ventaja procesando la información en paralelo a nivel espacial. Este desequilibrio hace observar ciertas asimetrías en imágenes e ilusiones ópticas.
Para investigar esta atención, la tarea de Posner fue diseñadas para que el sujeto intentase detectar lo más rápido posible un estímulo que puede ir acompañado de la aparición de pistas neutras que no dan información acerca de la localización del estímulo, pistas válidas que facilitaran la detección y pistas no válidas que entorpecerán la tarea. De hecho, si las pistas no válidas se repiten, se observa como los sujetos acabarán obviándolas.
Por otro lado, el paradigma de la orientación de Posner y Cohen, permitió la observación de un fenómeno de nuestra atención muy interesante: la inhibición de retorno (IOR). Para ello, se muestran dos estímulos consecutivos en diferentes intervalos de tiempo que podrán coincidir (o no) en el mismo lugar. Se observa que en el segundo estímulo, no observamos esa posición donde encontramos el primero. Un proceso automático que promueve la exploración de otros sitios para no centrar nuestra atención en lugares que ya han sido atendidos.
Curiosamente, pacientes esquizofrénicos no muestran este patrón de inhibición de retorno, reflejando alteraciones en las redes atencionales. Este mecanismo posee varias teorías, entre ellas la evolutiva donde se promueve la exploración de objetos nuevos para no buscar con la atención donde ya lo hicimos. Este fenómeno aparece a los 5 meses de vida cuando la función del lóbulo parietal se optimiza.
Cuando la atención se tuerce…
Ciertas patologías como el síndrome de Balint conllevan un daño en los lóbulos parietales. Si hemos estado atentos durante la lectura del artículo, sabremos que tienen una gran relevancia en la vía dorsal de la atención espacial relacionada con la localización de los objetos. De hecho, en estos contextos encontramos 3 síntomas importantes.
Por un lado, la simultagnosia que impide ver más un objeto a la vez. Una ataxia óptica que fija la mirada y dificulta la fijación en otro sitio. Y una apraxia óptica que conlleva la incapacidad de percibir correctamente la ubicación de los objetos. Una perdida de información espacial que les deja «funcionalmente ciegos».
Otro deterioro asociado a las redes atencionales es la negligencia hemiespacial que sufren algunos pacientes. Estas personas son incapaces de percibir o prestar atención a la mitad del campo visual correspondiente con el área afectada. Sin embargo, Marshall y Halligan observaron la preferencia hacia una opción aún percibiendo ambas opciones de igual manera.
En particular se les mostró dos casas: una donde salía humo y otra donde no. Entonces se procedió a preguntar en cual preferían vivir y su respuesta fue la casa en buen estado independientemente de percibirlas por igual reflejando ciertos componentes implícitos que no se perciben en la consciencia.

Para determinar estos déficits que ocurren en estos contextos, se han diseñado varias tareas como el tachado o división de líneas, lectura de palabras compuestas, copia de dibujos, descripción de lugares o clasificaciones semánticas. Por problemas, principalmente atencionales, solo pueden percibir el campo visual sano. De hecho, para que nos hagamos una idea, así es como percibe un dibujo alguien con negligencia hemiespacial:

Concluyendo…
Hemos visto como la atención espacial es un proceso que nos facilita la identificación y localización de objetos en el espacio y viene mediado por una vía dorsal y ventral caracterizadas por el lóbulo temporal y parietal respectivamente. El Modelo de Posner nos explica la atención como resultante de un estado de alerta y una orientación conjunto funciones ejecutivas. Componentes que residen en distintas áreas pero que forman una red coordinada. Posner también facilitó otros avances en la atención como la Inhibición de Retorno gracias al Paradigma de Posner y Cohen. Finalmente, vemos como las alteraciones en las redes atencionales pueden reflejar ciertos déficits como ocurre en el síndrome de Blint o en la negligencia hemiespacial.
Un fortísimo abrazo,
Javier Picañol